Como sin duda ya sabrán, el pasado mes de abril arrancó oficialmente la campaña de la renta 2017, y como cada año la Agencia Tributaria pone a nuestra disposición un documento en el que constan los cálculos y los datos fiscales elaborados con la información que la propia Agencia posee de cada contribuyente, y en base al cual se calculará el importe a pagar o a devolver a hacienda.
Se trata del archiconocido borrador de la renta.
No obstante, hemos de recordar que, tal como ya indica su nombre, el borrador es únicamente un esbozo de nuestra declaración de la renta, y por lo tanto corresponde al contribuyente, debidamente asesorado, la labor de asegurarse de que la información que en él se refleja sea fidedigna. Anualmente se presentan en nuestro país casi 20 millones de declaraciones de la renta, de las cuales más de un 70% resulta a devolver. Y aunque este detalle pueda parecer positivo a primera vista, la realidad es que la mayoría de contribuyentes podrían beneficiarse más de lo que lo hacen, según reconoce la propia Agencia Tributaria.
Son muchas las personas que, al ver un resultado a devolver, proceden apresuradamente a aceptar este esbozo y dar por finalizada su declaración de la renta, cayendo inmediatamente en la “trampa”. Esta inmediatez raramente resulta ser positiva, pues resulta habitual que el borrador que hacienda envía a los contribuyentes incluya errores, casi siempre a favor del fisco, u olvide incluir información fiscal relevante y beneficiosa, como pudieran ser algunos gastos deducibles del rendimiento del trabajo, como las cuotas sindicales y a colegios profesionales o los gastos que pueda originar la movilidad geográfica, a modo de ejemplo. También conviene tener muy en cuenta las peculiaridades de las CCAA, ya que cada una cuenta con sus propias deducciones en determinadas materias, como el alquiler o la adquisición de vivienda habitual, gastos de guardería o de estudios, etc. En el peor de los escenarios, esta prisa por aceptar el borrador puede incluso inducir a errores como la no incorporación de datos que acarearían futuras sanciones.
Contrariamente a lo que nos pudiere parecer, la declaración de la renta no es un asunto sencillo. Se trata de hecho de un impuesto muy complejo que debe ser tratado con la calma y profesionalidad que merece. Al renunciar a delegar nuestra declaración de la renta en manos de asesores profesionales en la materia podemos estar incurriendo en un importante riesgo para nuestro bolsillo.